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Las soluciones públicas a las externalidades por medio de subvenciones y regulación

Las soluciones públicas a las externalidades por medio de subvenciones y regulación

Las subvenciones públicas para la reducción de la contaminación. Regulación directa.

Las soluciones basadas en el mercado para resolver las externalidades del medio ambiente son de tres tipos: multas e impuestos, subvenciones para la reducción de la contaminación y permisos transferibles.

Bajo la probabilidad de que un fabricante apenas se beneficie directamente de la reducción de la contaminación, ésta si beneficia principalmente a las personas que viven cerca de la fábrica. Si no se ponen multas por contaminación, la empresa tiene pocos incentivos (realizando, desde un punto de vista social, por iniciativa propia, un gasto demasiado pequeño por paliar esta situación) o ninguno para gastar dinero en su reducción.

El Estado, en lugar de dejar gravar la contaminación, podría subvencionar los gastos que se efectuarán para reducirla, por medio de conceder subvenciones iguales a la diferencia entre el beneficio social marginal de la reducción de la contaminación y el beneficio privado marginal marginal de la empresa, pudiendo lograrse un nivel eficiente de gasto en la reducción de la contaminación.

La razón por la que los contaminadores prefieren las subvenciones en la reducción de la contaminación a las multas es evidente. Pero, esta medida no solo afecta positivamente a las empresas contaminantes y a sus accionistas, también a los consumidores.

El sistema de multas e impuestos reducen la producción, por lo que subirán los precios afectando a los consumidores. En cambio, los que tienen que pagar los impuestos para financiar las subvenciones a la reducción de la contaminación resultarán claramente beneficiados en el sentido de que, estarán haciendo algo (voluntaria o involuntariamente) para reducir la externalidad, en lugar de, simplemente, reducir la producción, están contribuyendo, a largo plazo, con el medio ambiente; además, los precios de la producción (y la producción) se mantienen igual.

En realidad, la elección entre las subvenciones y las multas es solamente una cuestión distributiva.

El sistema de subvenciones, los productores no se enfrentan al verdadero coste social de su producción incurriendo en ineficiencia. El sistema de multas (debidamente concebido), las empresas sí se enfrentan a los problemas de ineficiencia.

Los economistas señalan, generalmente, que las soluciones basadas en el mercado para frenar las externalidades relacionadas con el medio ambiente son las más prometedoras.

Sin embargo, el Estado ha recurrido tradicionalmente a la regulación directa, fijando unos niveles de emisión concretos, dictando un conjunto de reglamentaciones con los vertidos de sustancias químicas tóxicas, ha prohibido fumar en ciertos lugares, ha promulgado leyes que obligan a la unificación en la explotación de pozos de petróleo, ha restringido la pesca y la caza para evitar la excesiva utilización de recursos comunes, etc.

En el caso de la contaminación, se puede distinguir dos clases importantes de regulación.

Las reglamentaciones basadas en los resultados por un lado, en las cuales, al Estado solo le interesa el resultado final, la cantidad de contaminación total agregada.

Por tanto, para contaminar más, una empresa tiene que pagar más multas o comprar más permisos transferibles. Y por otro lado, las reglamentaciones sobre los factores, a diferencia de las anteriores, éstas atienden para la reducción de la contaminación en la fijación de niveles de contaminación, las prácticas llevadas a cabo y en los factores, más que en los resultados.

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