Concepto contable referido a la depreciación de valor o desgaste físico de los activos que componen la empresa. Se realiza de forma periódica hasta alcanzar su precio de adquisición, reduce el beneficio.
Las principales causas que provocan este gasto contable son la depreciación física, las obsolescencias y el agotamiento/caducidad.
- Depreciación física debido al paso del tiempo, los activos pierden valor, se deprecian en el mercado. La pérdida de valor, en algunos casos, se puede suavizar por medio de políticas periódicas de mantenimiento.
- La obsolescencia es un fenómeno que cada vez afecta más y de forma más rápida a todo lo que nos rodea, este concepto hace referencia a que un objeto se hace anticuado o no proporciona el rendimiento en comparación con otros objetos más avanzados. La obsolescencia tecnológica es un claro ejemplo, obligándonos a cambiar/renovar nuestros aparatos tecnológicos de forma periódica. Un ejemplo interesante de análisis es el de los móviles, ¿con cuánta frecuencia cambiamos de móvil, cada 6 meses, 1 año, quizás 2?, ¿con cuánta frecuencia lo hacíamos antes (cuando las tecnológicas como Apple o Samsung todavía estaban en etapas de crecimiento)?. Otro ejemplo típico de obsolescencia tecnológica programada es el caso de las impresoras y el número máximo de impresiones.
- Agotamiento o caducidad. Se produce cuando se agota el recurso utilizado, caducidad legal o natural. Ejemplo ilustrativo e histórico de este caso son las concesiones que los gobiernos concedían para la construcción y explotación de líneas ferroviarias.
Algunos autores consideran como el PGC (Plan General de Contabilidad) este concepto como un mero gasto contable, mientras que otros, además, lo consideran como una forma de financiación interna/autofinanciación ya que generan consecuencias financieras.