En los países de la OCDE, mayormente el mundo occidental, el Estado posee una gran importancia pues es el que promueve políticas para el bienestar y el desarrollo.
Por ello, poseen grandes Estados, en la medida que los recursos son mayores, para financiar estas políticas.
Estos países suelen tener mayores niveles de división administrativa, pero no todos poseen el mismo nivel de descentralización, como puede ser el caso francés, donde el gobierno central aúna grandes poderes.
España puede ser considerado el segundo país más descentralizado del mundo, una Republica Federal Coronada, por la gran cantidad de competencias que se le otorgan a las comunidades autónomas, siendo sólo superado por Canadá.
En nuestro caso, materias como Sanidad y Educación dependen de las Comunidades Autónomas, que pueden elegir que tipo de impuestos, dónde y cómo se orientan los gastos, siempre siguiendo las líneas que se especifican desde el Estado Central.