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La concepción clásica del beneficio como un objetivo empresarial

La concepción clásica del beneficio como un objetivo empresarial

   El modelo neoclásico ignora la complejidad interna de la empresa y su entorno, así como las razones que explican su existencia. En este planteamiento, la empresa es una unidad elemental de análisis capaz de transformar un conjunto de inputs (materias primas, mano de obra, capital e información), así como de outputs (bienes y servicios destinados al consumo destinado a la sociedad en su conjunto).

   La empresa trata de hacer máxima su participación residual, es decir, su beneficio, de modo que la maximización de beneficios aparece como un objetivo simple y preciso. La maximización de beneficios presenta  limitaciones en cuanto a la relatividad e imprecisión del concepto beneficio, la propia noción de maximización y la dificultad para analizar los posibles riesgos a los que se encuentra sometido la empresa. 

  • Limitación del término beneficio: pudiéndose entender como diferencia entre ingresos y gastos, o como valor contable de los fondos propios entre dos ejercicios económicos. 
  • Maximización del beneficio: no se tiene en cuenta el riesgo asociado a la obtención del beneficio, por lo que no se incluye en el análisis la posible variabilidad vinculada a cada uno de los componentes del término beneficio.

   Se debe considerar que la empresa es una organización, en la que se observa una especialización de funciones entre sus componentes, de modo que, sobre todo en las grandes empresas, se puede apreciar una separación entre la propiedad de la empresa y su dirección, lo cual puede originar un conflicto de objetivos. En síntesis, esta nueva realidad determina que, al ser la dirección quien ejerce el poder de decisión, pues es el órgano que centraliza la información. Los objetivos de la empresa se corresponderán con los de aquella, pues se relativiza el objetivo de la maximización del beneficio.

   Sin embargo, todo lo anterior relaciona la maximización del beneficio contable, pues el beneficio económico es la rentabilidad que la empresa obtiene después de deducir de los ingresos, o el valor de la  producción, así como todos los costes necesarios para su realización o, el coste de oportunidad de los fondos propios y las remuneraciones del director-propietario o empresario. Esta diferencia surge de:

  • La estimación del consumo de capital físico, la depreciación económica de los bienes de producción, la obsolescencia tecnológica y el efecto de la inflación, mientras que el contable parte de los valores de adquisición. 
  • El beneficio contable descuenta el coste de capital ajeno, pero no considera el coste de oportunidad de los capitales propios empleados para determinar el beneficio de la empresa.
  • Los indicadores contables se refieren a un período, mientras que los indicadores económicos exigen el conocimiento de los flujos de caja presentes y futuros que generara la empresa, o lo que implica la consideración del momento en que se obtendrán, es decir, que supone la actualización o descuento de esos flujos a una tasa apropiada.

   Por ello, en situaciones próximas a la competencia perfecta no existe beneficio económico, dado que todos los participantes en la empresa han sido remunerados conforme a su coste de oportunidad, que equivale a su precio en condiciones de equilibrio competitivo. 

   Así, el modelo neoclásico parte de los supuestos de mercados perfectos, transparencia de precios y racionalidad ilimitada de los agentes, de modo que no considera las dimensiones humana y organizativa de la empresa en tanto que la entidad formada por personas con objetivos propios y capacidad y racionalidad limitadas. 

   En suma, este modelo de empresa se corresponde con el del empresario maximizador del beneficio en un entorno estático, que produce un bien y que conoce con certidumbre los futuros flujos de costes e ingresos; pero en la actualidad, la empresa actúa en entornos dinámicos, con incertidumbre y con potenciales competidores, así como con unos ritmos de crecimiento de la demanda que varían. Por ello, el objetivo de la propiedad de la empresa es maximizar su riqueza, el valor actual de los flujos de caja generados por la explotación de la misma, en una moderna interpretación del objetivo de maximizar beneficios. 

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