Análisis del Entorno insular (GEPS)
Dimensión Geográfica:Las condiciones de archipiélago e isla determinan una clara dispersión territorial y un aislamiento propio que condicionan en buena medida cómo se desarrolla la actividad económica y social en las islas. La distancia entre islas, y entre éstas y el continente, encorsetan al archipiélago en unas condiciones espaciales y de lejanía de las que se derivan un importante número de situaciones sobre las que es difícil actuar o cuanto menos costoso. A este hecho se une la propia situación geográfica que impone una climatología a la que cualquier territorio del planeta debe hacer frente.
Junto a estos factores principales, las características físicas de cada una de las islas, sus recursos naturales y su alta vulnerabilidad, forman un conjunto de especificidades difíciles de eludir. En este sentido, de la dimensión geográfica surgen una serie de condiciones que a su vez determinan las especificidades del entorno insular canario.
Dimensión social (población, cultura, tecnología):La estructura demográfica de las islas –composición, volumen, características) está fuertemente limitada por la condición insular determinando el volumen de población capaz de albergar o el grado de urbanización que pueda lograrse. Esto además condiciona, no sólo la capacidad de consumo interior, básico para asegurar la demanda de productos y servicios producidos por las empresas determinando su existencia y grado de expansión, sino incluso la disposición de población en condiciones para ocupar la posición de empresarios, impulsores de proyectos empresariales, así como de mano de obra preparada para ayudar en su desarrollo. El tamaño, el ritmo de crecimiento, así como las características de la población, limitan los mercados y con ello la capacidad de compra de las empresas al importar, y la capacidad de producción frente a los competidores externos.
En el aspecto social; geografía, historia y sociedad van de la mano para definir un patrón de comportamiento social que caracteriza a un archipiélago en general, y a una isla en particular. La condición de isla marca las características sociales de sus pobladores. El carácter isleño determina una forma de ser y de estar que interfiere en todas las facetas de la vida de los individuos, entre ellas en el tipo de relaciones que estos mantienen dentro y fuera de cualquier organización, especialmente de una empresa. Determina, por ejemplo, el grado de conflictividad laboral, la capacidad de trabajo en equipo, la mentalidad abierta para asumir los cambios, o el tipo y las características de las relaciones que se establecen dentro de una empresa entre los propios trabajadores, o entre estos y sus superiores. ²
En el grado cultural; el grado de aculturación de los individuos, por su parte, determina el arraigo de estos a su tierra, marcando fuertemente la identificación del individuo con su isla. Este hecho se da e impide, por ejemplo, una mayor movilidad geográfica de la población, condicionando de esta forma el grado de intercambio cultural con otros entornos y otros pueblos, con lo que una fuente importante de inspiración empresarial queda limitada por propia iniciativa y, en ocasiones, de forma inconsciente.
La alta vulnerabilidad del entorno físico de una isla marca indudablemente su capacidad de renovación y conservación ecológica, y con ello muchas de las condiciones estructurales y funcionales de las empresas que en ella se asientan. El necesario control sobre la contaminación medioambiental, el vertido de residuos líquidos y/o sólidos y la necesidad del reciclado de los mismos –no siempre posible en Canarias debido a los altos costes de transporte del material a reciclar-, condiciona y limita la libertad empresarial a producir lo que se quiera y como se quiera. No obstante, la riqueza natural que proporciona su climatología y orografía facilita la implantación de energías limpias, cuestión que aún no se ha desarrollado en todo su potencial y que las empresas canarias tímidamente empiezan a incorporar en beneficio de sus procesos productivos –por sostenibilidad, coste y eficiencia-, lo que redunda en un favorable balance de responsabilidad social y medioambiental.
Por último, en cuanto a la tecnología, el aislamiento, la lejanía y la fragmentación del territorio de un archipiélago marcan, en buena medida, el grado de desarrollo tecnológico al que puede llegar a acogerse, especialmente en la industria. La condición de isla impide a muchas actividades empresariales, como ya se apuntó, el logro de economías de escala, limitando las cualidades y el alcance de las aplicaciones tecnológicas. No obstante, el desarrollo de las tecnologías de la comunicación, el cibernético, el constante avance en las tecnologías para la gestión de agua, el cultivo y el aprovechamiento de las energías limpias facilitan la relación de Canarias con el resto del mundo y la ayudan a progresar en su productividad y competitividad.
Dimensión económica: La condición de isla determina fuertemente el desarrollo de los sectores económicos que en ella se asientan requiriendo una alta dependencia del archipiélago de las ayudas económicas exteriores. Las distintas fuerzas competitivas que actúan determinando la estructura de los sectores se hallan fuertemente condicionadas por el entorno insular, es decir, el poder de negociación con los clientes y proveedores, las amenazas de entrada de otras empresas en el sector, la presión de productos sustitutivos y la intensidad de la rivalidad competitiva entre las empresas de un determinado sector, se hallan encorsetadas principalmente por la limitación geográfica del mercado, la lejanía de las fuentes de aprovisionamiento o el monopolio natural que se pueda generar según la naturaleza de la actividad desarrollada. Además, las crisis sectoriales que se producen periódicamente son consecuencia de las contracciones y dilataciones de los mercados internacionales que afectan seriamente el modelo del monocultivo tradicional de las Islas, altamente vulnerable, por otra parte, a los ciclos económicos de los países desarrollados.
Dimensión político-legal:Como se viene argumentando, la situación de archipiélago e isla genera condicionantes territoriales que imponen la existencia de instancias políticas relativamente autónomas en el desarrollo de la identidad isleña, como es el caso de la existencia de un cabildo en cada isla. Las distintas necesidades que se generan, las dinámicas sociales y luchas de poder interno, así como los condicionantes del entorno propios de cada isla, exigen políticas adaptadas a estas situaciones. Además, la condición de isla relativamente dependiente de un centro administrativo que queda lejano, genera problemas en cuanto a la distribución de poderes de cara al administrado, afectando negativamente a la actividad empresarial en que sus decisiones recaen muy directamente. El sometimiento a Entorno y actividad empresarial en Canarias Página 15 otras instancias administrativas genera una fuerte dependencia económica y social de cada isla respecto a dichos centros, afectando claramente a la actividad empresarial que albergan.
El marco legal que genera la condición de archipiélago y territorio ultra-periférico de la UE, da lugar a un Régimen Económico y Fiscal diferenciado en adelante, REF- del resto del territorio nacional –véase ilustración 2- y condicionante de la actividad empresarial actual y potencial. En este REF, la Zona Especial Canaria ocupa una posición privilegiada como instrumento económico cuya finalidad es promover el desarrollo económico y social del Archipiélago y la diversificación de su actividad productiva –véase ilustración 3-. Por su parte, el REA y ciertos aspectos fiscales y arancelarios son también consecuencia directa de la condición de insular del territorio canario.